¡Alejandro Haddad fue pura libertad!
Por Karla Calapaqui
@DayumaEc
Era 2011, luego de unas peripecias por
Italia y Turquía, llegué al Kurdistan, me recibió Erdal, un dirigente
kurdo, era de los pocos que hablaba español, él me presentó al argentino
Alejandro Haddad y fue amistad a primera vista. Me enamoró de la lucha
del pueblo kurdo, me enseñó su historia, sus colores y alegría.
Asistimos al Foro Social de la Mesopotamia, el lente de su cámara lo
grababa todo. Caminamos por las calles de Amed (Diyarbakir), reímos, sus
pequeños aprendizajes de la lengua kurda ayudó mucho a comunicarnos,
pero el lenguaje de hermanos fue más efectivo. Recibimos la generosidad
de la gente, un vendedor ambulante, casi niño, nos regaló una especie
de rosquilla y el gesto de victoria con sus dedos.
En incontables veces que tomamos chá,
hablábamos del movimiento zapatista, de otras formas y alternativas de
sociedad, de las falsas revoluciones. Hablaba de Öcalan, del encierro y
purga perpetua en una isla, su lucha, su ejemplo. Nora Cortiñas madre
de la Plaza de Mayo era mi compañera de cuarto de hotel, con ella y
Alejandro conocimos a las Madres de la Paz Kurdas, supimos de sus hijos,
sus esposos, sus hermanos detenidos, desaparecidos asesinados por el
Estado Turco y Nora nos compartió su perseverancia, su inagotable lucha
por su hijo y los desparecidos en la dictadura Argentina. Sentimos e
hicimos carne propia esa lucha y fortaleza de estas mujeres a las cuales
les “arrancaron la vida”, pero que siguen de pie buscando verdad y
justicia.
Alejandro estaba enamorado del pueblo
kurdo, sobre todo de sus mujeres combatientes, de su organización y
combate al ejército turco, él escribió “Kurdistán ese amor imposible, es
esa realidad a punto de dejar de ser sueño”. Sí, un Kurdistan libre,
sin prohibiciones, sin leyes absurdas que buscan exterminarlo como
pueblo, les han prohibido hablar su lengua, usar sus colores, su
cultura, su música, su destino y hasta amarse a su manera.
Hablamos tanto del daño que le ha hecho
el machismo a las mujeres, pero también hablamos de la “necedad” de esas
mujeres que quieren ser autónomas, libres y que se fueron a la montaña
por sus derechos y por el pueblo kurdo. Me habló de sus sueños de
liberación, de sus documentales, de sus memorias. Y solo suspiramos.
Regresamos a nuestros mundos y seguimos
tan próximos, y nos quedó pendiente el documental para Ecuador y sus
criminalizados, el paseo por el centro histórico, el café. Libre como
era imaginé que estaría por Siria o el Kurdistan, pero en esta mitad del
mundo la noticia llegó tarde y dolió.
Alejandro aún sigue vivo en el Kurdistan
que tanto amó. Y fue precisamente ese amor que nos contagió a muchos.
Va por ti Ale, haberle gritado asesino al asesino, a aquel que
bombardeó a poblaciones enteras, que asesinó a miles de kurdos y kurdas,
y que lo sigue haciendo a vista y paciencia del mundo entero, pero que
enfrenta una resistencia que lleva en su corazón tu nombre.
Renatto Russo cantante brasileño dice en
una de sus melodías “los buenos mueren jóvenes” y así fue, inmensamente
humano, generoso, solidario, con una sonrisa que siempre fue pura
libertad.
Hasta pronto Che!
Prohibir un pueblo
Alejandro Haddad
“La gloria como una nube desaparece si miras otra vez”
Se puede estar de acuerdo en no fumar
en lugares cerrados, en conducir con el cinturón de seguridad. Se puede
estar de acuerdo en cocinar sin sal, en no utilizar agrotóxicos. Se
puede estar de acuerdo en muchas cosas, incluso, se puede estar de
acuerdo en no estar de acuerdo con alguna idea. Pero en lo que no se
puede estar de acuerdo es en prohibir un pueblo. Porque no se puede
estar de acuerdo con las conductas genocidas; a menos que se sea
genocida, claro.
Los fusiles otomanos primero y turcos
ahora, vienen prohibiendo, desde hace doscientos años, al pueblo kurdo.
En estos dos siglos, el pueblo kurdo viene demostrando que un pueblo no
desaparece con leyes prohibitivas, porque ha nacido de la vida y la
vida, aún dormida, no deja en paz a la muerte.
Primero fue el imperio vestido de
imperio. Se llamaba Otomano, del pueblo Otoman. Luego, o sea, ahora, es
el gobierno del estado turco. Aunque transformado en república, las
ideas de imperio siguen intactas, y con ellas, territorios y pueblos que
antiguamente habían sido anexados por el imperio. Entre ellos, el
territorio Kurdo y su pueblo.
No obstante eso…
Esperen unos minutos, no puedo concentrarme con tanto ruido…
Están sobrevolando aviones del ejército
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