El Ministro Jarrin es una amenaza a los Derechos Humanos

En el Ecuador, los grandes medios de comunicación, los analistas, hablan de un hombre con una impecable trayectoria militar, hablan de Oswaldo Jarrin, actual Ministro de Defensa del Ecuador.

Pero, ¿quién es en verdad el Ministro de Defensa, nombrado en abril de 2018, por el gobierno de Lenin Moreno?

 ¿Que se esconde detrás del “experto militar”? Empecemos con su perfil.


 Oswaldo Jarrin es un General de División, en servicio pasivo, con cerca de 40 años de carrera. Ha sido Ministro de Defensa Nacional, Subsecretario de Defensa Nacional del Ecuador y secretario del Consejo de Seguridad Nacional. También se desempeñó como Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. No voy a detallar toda su carrera militar. Empecemos por lo que no se dice.

 Oswaldo Jarrin fue un profesor distinguido del “Center for Hemispheric Defense Studies”, CHDS. Este Centro de Estudios para le Defensa Hemisférica, es un instituto del Comando Sur de Estados Unidos con sede en la universidad Nacional de Defensa, creada y financiada por el Departamento de Estado de USA. Jarrin se siente muy orgulloso.

 Pero antes de conocer que es el CHDS, del cual Jarrin fue alumno y profesor, les voy a contar que eran las Escuela de las Américas (SOA) y qué relación tiene con el CHDS.

Las escuelas de las Américas fue una institución creada hace 70 años por los Estados Unidos, su principal misión era adestramiento para militares latinoamericanos. Por sus aulas han pasado cerca de 100 mil, o más, militares latinoamericanos. Muchos destacados violadores de derechos humanos.

Así también cientos de hombres y mujeres apresados ilegalmente sirvieron como experimentos de clase para la tortura, casos prácticos para sus alumnos. Investigaciones publicadas en la prensa norteamericana dieron cuenta de que existían manuales de entrenamiento para torturar, chantajear, extorsionar. Pero también era donde se planificaba la desestabilización para América Latina. De ahí se graduaron grandes torturadores que han marcado la historia de sangre en Argentina, Chile, Brasil, Bolivia, etc. El resultado fueron miles de latinoamericanos violados, violadas, torturados, desaparecidos, bebes robados, ejecuciones extrajudiciales, etc.

Para el año 2000, esta “institución educativa” tenía fuertes críticas y una mala imagen a nivel internacional. ¿Cuál fue la solución? Cambiarle de nombre. Ahora se llama WHINSEC. La esencia es la misma, los manuales están actualizados, pero la formación en tortura y violación a DDHH son el tronco de esta, digamos, carrera.

Y aquí viene lo interesantes, el primer Director de las Escuelas de las Américas ahora llamada WHINSEC, fue “Richard Downie, que luego se convirtió en el controvertido director del Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa (CHDS)” , desde 2004 al 2013. Aquí es donde era Profesor Oswaldo Jarrin.

Es decir, los que dirigían las escuelas de las Américas, WHINSEC, ahora dirigen y dan clases en el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa (CHDS). Y eso no es todo, el director de este centro fue cuestionado por tener bajo sus ordenes a un “ex militar de Chile, que más tarde fue acusado por un tribunal civil por su presunta participación en la tortura y asesinato, y que fue defendido por Downie”. Este militar chileno del círculo de Pinochet, era parte del DINA, una unidad de operaciones implicada en el asesinato del canciller chileno Orlando Letelier. Que compañeritos que tiene Oswaldo Jarrin.

No solo hay torturadores que dan clases y trabajan en este Centro, sino también los que planifican y organizan golpes de Estado como en Honduras. De esto no habla la prensa.  Este articulo o esta información jamás se publicará en los medios tradicionales.

Evidentemente, Jarrin tiene una escuela, su concepción sigue siendo la doctrina de seguridad nacional DNS, de los Estados Unidos. Es su alumno con ellos ha cooperado servilmente en detrimento de los intereses del país. Ha seguido la agenda de seguridad norteamericana. En los puestos que ha ocupado ha tratado de cumplir con los lineamientos dictados que los ha cumplido con la mejor de las sonrisas.

Jarrin ha sido columnista y editorialista de los Diarios El Comercio y el Universo. En servicio activo y en pasivo, Jarrin tiene puertas y medios abiertos. Ser servicial con los Estados Unidos o el lobby israelí, paga.

Pero sigamos, la lista es larga por lo que recogeremos solo algunos hechos.

Jarrin fue jefe del Comando Conjunto de las FFAA, en el Gobierno de Lucio Gutiérrez entre 2002 y 2003. 

En un artículo anterior, ya habíamos dicho que Jarrin buscaba cumplir con las exigencias de Estados Unidos de involucrar al Ecuador de forma activa en el Plan Colombia y el Plan Patriota. 

En febrero de 2003, Gutiérrez se declaró el mejor amigo de los Estados Unidos: “El Presidente de la República ofreció al gobierno de Estados Unidos luchar contra el narcotráfico, el terrorismo y apoyar al mandatario colombiano Álvaro Uribe en el conflicto que sostiene con los grupos insurgentes[i]

Inmediatamente, Oswaldo Jarrin acatando las ordenes de Washington “ratifico que la base de Manta “seria el punto de partida de la exploración aeromarítima en la frontera norte”[ii]

Bajo la bandera de lucha contra el narcotráfico, Estados Unidos diseño una estrategia para hacerse con el control militar de Latinoamérica. En abril de 2003, Gutiérrez firmó el Decreto Ejecutivo de Áreas de Reserva, publicado en el Registro Oficial de Seguridad, reservado.

En resumen, este decreto permitía a la militarización de la frontera norte, “prepara una zona de guerra en los 620 kilómetros del cordón fronterizo con Colombia. Una primera medida es eliminar el libre tránsito, permitiendo únicamente la circulación de los lugareños y limitando el paso de vehículos y desconocidos. Una segunda acción es la realización de un censo para obtener información sobre las actividades de las personas que viven en el área. Otra es el control motorizado en donde se presume que entrarán en acción los cien Hambis de patrullaje, los treinta camiones reos y los helicópteros y aviones, que anuncia Estados Unidos movilizará a la zona”[iii].

Es decir, violentando la Constitución y las leyes, se facilitaba a las Fuerzas Armadas actuar como si existiera un estado de excepción sin el conocimiento del Congreso Nacional.

En junio de 2003, Jarrin fue llamado a la Comisión de Asuntos Indígenas del Congreso para responder por el decreto y su relación directa con el Plan Colombia, además de la afectación a las comunidades de frontera.

También se pidió la comparecencia del Gral. Oswaldo Jarrín, para que informe sobre “las reservadas y continuas citas militares convocadas en Miami el 25 de marzo y en fechas posteriores por el Comando Sur de los EEUU con los jefes militares de Ecuador y Colombia”[iv]

Jarrin se lavó las manos. Una vez más, para general, no hay territorios indígenas, no hay respeto a los derechos humanos cuando de operaciones militares se trata.

 Entre el 2005 y 2006, Oswaldo Jarrin llegó al Ministerio de Defensa con el gobierno de Gustavo Noboa.

En junio de 2006, Ecuador y Estados Unidos firman un acuerdo de 10.5 millones de cooperación y desarrollo en la frontera con Colombia. De esos acuerdos/transacción en la que recibíamos migajas y ellos tenían patente de corso para hacer y deshacer en la zona de frontera.

Jarrin señaló, antes de reunirse con Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de los EEUU, que “pese a los grandes esfuerzos que realiza en la lucha contra el terrorismo y narcotráfico, no recibe lo que le corresponde para cooperar con los objetivos de la seguridad continental[v]. Es decir que, a más de que les brindábamos todas las facilidades para que el Comando Sur opere y, que los soldados ecuatorianos participen en un conflicto que no les compete, Jarrin andaba rogando a los Estados Unidos por más platita.

Jarrin estaba desesperado porque el Ecuador participe activamente en el Plan Colombia. “Durante las funciones de Oswaldo Jarrin como ministro de defensa se preveía el traslado de 15 campamentos militares desde la frontera sur a la norte bajo el argumento de evitar la transformación de Ecuador en un narco estado”[vi]

Al General Oswaldo Jarrin siempre le ha gustado tener un amplio presupuesto para malgastarlo en las Fuerzas Armadas. Mas blindados, aviones, tanques, armas. Siglo XXI y siguen pensando que lo militar soluciona los conflictos sociales y políticos. 

En abril de 2018, Jarrin regresa al Ministro de Defensa de la mano de Lenin Moreno

¿Y adivinen quién salió a felicitar esta designación? ¡Faltaba más! “Estamos encantados de ver a nuestro ex colega continuar sobresaliendo y esperamos trabajar con él en el futuro”[vii]. Pues claro, el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa (CHDS) y sus amigos de las Escuelas de las Américas. Están contentos!

La característica permanente de las Fuerzas Armadas ecuatorianas ha sido su sometimiento a la política exterior norteamericana. Tal como pasó antes del gobierno de Correa, durante y después, la relaciones en materia de defensa y seguridad con Estados Unidos se han mantenido a través de una oficina de cooperación. Nunca se fueron, con niveles de interferencia, pero se mantuvieron. Con Moreno se han afirmado.

La cúpula militar en su mayoría compuesta por miembros formados bajo la doctrina de seguridad nacional, han derivado en unas fuerzas armadas sin carácter ni estrategia propias, tenemos un alto grado de dependencia económica, técnica y política. Estamos subordinados a los Estados Unidos y otras fuerzas que han venido extendiendo su injerencia en nuestro país.

En abril de 2019 Oswaldo Jarrin se reunió con el Jefe del Comando Sur de los Estado Unidos, Craig Faller, para fortalecer las acciones de “cooperación internacional para la lucha contra el narcotráfico, el crimen transnacional y la pesca ilegal”[viii]. Esa es la frase vendedora al público, porque decir “injerencia, toma de recursos naturales y presencia militar extranjera en el Ecuador” es como muy fuerte. La foto lo dice todo.


Y en junio de 2019, el Oswaldo Jarrin cumplió con las exigencias del Comando Sur, una nueva base militar estadounidense en las Galápagos. Pero Jarrin prefiere llamarle “facilidades logísticas”[ix]

En los últimos años, el Ecuador ha ido retomando y reafirmando relaciones con Israel, España e Inglaterra. Oswaldo Jarrin está abriendo el camino a la doctrina del terror que Israel vende al mundo entero.

En septiembre de 2019, se anunció que las fuerzas especiales “están recibiendo entrenamiento son grupos de lucha "antiterrorista", con el fin de potenciar sus habilidades de cara a amenazas futuras”[x] en Israel.

Pero este entrenamiento no es gratuito, la transacción es la adquisición millonaria de “sistemas de defensa israelíes por "hasta 30 millones de dólares"; El negocio no solo es con el Estado israelí sino con sus empresas privadas multimillonarias. Ahí se va nuestra plata. ¿Y la corrupción? Ingenuo seria de pensar que no hay.

El libro blanco de Jarrin y compañía, ya lo señala, están disfrutando del presupuesto de Defensa con las alianzas público privadas, nacionales y extranjeras.

Hago un paréntesis: Vale recordar que, en 2009, el gobierno de Rafael Correa adquirió drones israelíes a la empresa Elbit Systems por un costo de 23 millones de dólares para la supuesta lucha contra el narcotráfico, el contrabando y crimen organizado; “…por medio de su subsidiaria Noa Security, vendió al ejército…un sistema inhibidor de comunicaciones ($35.200 USD)”[xi].

El lobby israelí no pierde tiempo, gracias a su estrecha relación con el gobierno fascista de Trump, es que Moreno llegó a visitarle en la Casa Blanca. Digamos que, les compramos armas a los israelíes y ellos nos facilitan citas con “gente importante”.

No quiero alargarme en el tema de Israel, que requiere un articulo completo. Es preocupante que siga metiendo sus manos en Ecuador. Un estado genocida que tiene el más grande laboratorio de torturas, de experimentos químicos y terrorismo contra la población palestina. Este estado que encarcela y tortura niños, el que, con el respaldo de Estados Unidos, asesina impunemente periodistas, paramédicos, mujeres embarazadas, que está exterminando al pueblo palestino que no cuenta con un ejército. Así que fácil ser potencia militar.  

Gracias a Oswaldo Jarrin, tendremos plenamente instalada la “doctrina de “fuerza desproporcionada” también conocida como la "Doctrina Dahiya", que llama a atacar deliberadamente civiles e infraestructura como el medio más "efectivo" de disuadir la resistencia violenta”[xii]. Creo que ya probamos una mínima parte, en octubre de 2019, de lo que se viene.

El manual de bolsillo para el uso progresivo de la fuerza, no solo es la inspiración de Oswaldo Jarrin, se trata de toda una articulación para la guerra continua contra la población. Digamos que la guerra contra la población es la continuación del poder económico y político por otros medios. Porque la cúpula de las FFAA tiene un pacto con las elites ecuatorianas.

Nos quieren hacer vivir en un estado de excepción permanente, el hecho de que el ejército junto a la policía, se tomen las calles ante cualquier manifestación calificada de amenaza, que “atente al Estado”, demuestra que detrás lo que buscan es disciplinar al movimiento social y popular, a las masas inconformes como las que se levantaron en octubre de 2019. El miedo que ellos tienen es a la post pandemia. ¿Qué van hacer con miles de trabajadores despedidos, desempleados, pobres, pasando hambre, desesperación?


No es el momento de callar frente al fascismo que se viste de terno y corbata al frente al Ministerio de Defensa y en general, en el gobierno de Lenin Moreno. Jarrin es la cara visible de una cúpula militar que coincide con las doctrinas del terror importadas de Estados Unidos e Israel.

Considero que el ejército ecuatoriano requiere una reforma, una modernización desde abajo, en el sentir de la tropa y su conexión con la población. ¿Habrá la posibilidad de unas Fuerzas Armadas que vuelan a leer la Constitución?, en especial el art: 158 “…son instituciones de protección de los derechos, libertades y garantías de los ciudadanos”, “se formaran bajo los fundamentos de la democracia y los derechos humanos…”


Coincido humildemente con el escritor francés Jean Jaurès, en su libro “L’Armée nouvelle” (El nuevo ejército), espero no equivocarme en su interpretación, él habla del vínculo entre el ejército y la sociedad, ¿para qué un ejército de técnicos, no será mejor el modelo de un ejército de ciudadanos? La visión de la seguridad debe incluir a todos los actores de la sociedad, a sus organizaciones sociales y populares que son las que más conexión tienen con los problemas y sus realidades y que, tienen alternativas. Es un debate pesado y necesario.

 

O nos quedamos con la doctrina importada de Oswaldo Jarrin: rodilla al cuello, mutilaciones, armas letales y muerte, que en palabras de Trump es “hay que sacar al ejército”.




 Karla Calapaqui @DayumaEc




Comentarios

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