El cartel de los honestos

Por Karla Calapaqui T.
@DayumaEc

Fue en septiembre de 2012, en el hotel Quito, donde Rafael Correa le realizó un homenaje al entonces Presidente del Banco Central del Ecuador, su primo Pedro Delgado.  Cerca de 300 personas acudieron al cóctel “solidario”.    Estuvo la crema y nata de Alianza País: Ramiro González, Fernando Alvarado, el tío Galo Chiriboga, Alexis Mera, y claro, el Presidente Rafael Correa.
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El homenaje incluía una presentación de power point con las fotos desde que Delgado era “guagua”, un vídeo de su posesión en Carondelet como Presidente del Banco Central,  y la proyección de los diplomas que había conseguido en su ardua y sacrificada vida de servidor público, cuyos orígenes se remontan a la “larga y oscura noche neoliberal”.  Y claro, no podía faltar la exhibición de su título “chimbo” de economista, como para que a los ilustres invitados y a la “prensa corrupta” no les quede la menor duda de que estaban frente a un gran y consumado economista.


Pedro Delgado tenía el pecho henchido de orgullo, de ese orgullo patriotero, pueril y empalagoso que vende el correísmo.  No era para menos, pues además, el homenaje de su primo Rafael, incluía “argumentos” de su inocencia sobre la adjudicación de un crédito de $800.000 entregado de forma irregular por Cofiec al argentino, Gastón Duzac.

Rafael Correa arremetió contra la prensa que denunció el caso Duzac-Delgado y la falsificación del título de economista de su primo Pedro: “sátrapas, miseria humana, incapaces, mala fe…”,  y ofreció que “metería las manos al fuego” por su primo Pedro Delgado;  Correa insistió  en que es “un gran compañero, un gran patriota, un hombre honesto”, y que por “honesto lo persiguen”.  Hasta llegó al punto de amenazar con dejar su cargo “prefiero irme a mi casa…”, si los atrevidos periodistas probaban que Delgado había falsificado su título universitario.  Nunca renunció, para variar, pura amenaza.

Pedro Delgado reconoció que no tiene título de economista, y presentó su renuncia “irrevocable” a la Presidencia del Banco Central del Ecuador; con la autorización y venia del magnánimo (pues Correa mismo lo anunció públicamente), se fue al matrimonio de su hijo en Miami y hace cuatro años no regresa.  Rafael luego saltó, se puso en modo indignado y dijo “es una tremenda traición a la revolución”, fingió una pataleta, pero el man, el primo, ya se fue pues.

Para hacer totalmente creíble el show, Rafael Correa dijo no conocer al argentino Gastón Duzac, involucrado en la triangulación del préstamo de $800.000 que otorgó Cofiec.
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Esta afirmación la hizo pese a que existen fotografías donde posan juntos Duzac y Correa, y no como desconocidos, precisamente.  Qué curioso resulta engullir sin atragantarse todas las afirmaciones y contradicciones de Rafael Correa, porque Gastón Duzac fue parte de una comitiva encabezada por el Presidente del Banco Central de la época, Pedro Delgado, cuyos destinos fueron Irán y Rusia, y el propósito del periplo era concretar negociaciones a nombre del estado ecuatoriano con el gobierno iraní y establecer relaciones con bancos en Rusia. Al presidente le tocó seguir con la defensa de sus amigos y empezó los malabares de palabras:  “¿y qué pasa si viajó, cuál es el problema?”…y ya nadie más volvió a preguntar.

Duzac y Delgado, entre otros, fueron declarados culpables. Pero ninguno está en la cárcel; la platita que se llevó el argentino, la paga en cómodas cuotas. ¿Impunidad y complicidad que llaman, no?
Y al primo Pedro lo juzgaron en ausencia, ¿a propósito, para que algún día vuelva a reclamar sus derechos mancillados y que con demandas millonarias y sentencias amañadas lave la honra perdida?

Así, Correa le dio una nueva definición a la palabra “honestidad”, porque cuando el Presidente Rafael Correa señala que algún funcionario de su gobierno es “honesto”, la realidad es que es todo lo contrario.  ¿Pero quién puede dudar de la sagrada palabra, adjetivada por el propio Rafael Correa como “tesoro”?  No se ha contabilizado cuántas veces el Presidente ha calificado a sus funcionarios de “honestos”Seguramente las que lo ha hecho, son muchas más de las que ha amenazado con renunciar. Cómo debe ser dura la vida del Presidente, poner las manos al fuego por los patriotas correístas, quemarse, abrir la boca y embarrarla, para luego decir “me sacaron de contexto”, amenazar con renunciar y no cumplir.  Y es así como la sagrada palabra presidencial, el tesoro nacional, se va devaluando  hasta convertirse en una bambalina.

En una sociedad democrática y con independencia de poderes, las pruebas de corrupción de funcionarios públicos  ventiladas a la luz pública,  serían una señal directa para que la Contraloría y la Fiscalía actuén y cumplan los mandatos constitucionales.  Pero claro, “nuay” Contraloría ni Fiscalía, estas dependencias se han convertido en otro brazo más del correísmo.
Correa sale de casillas con preguntas incómodas de “la prensa corrupta”, pero siempre tiene una respuesta. Cuando los periodistas le indagan sobre algún funcionario involucrado en supuestos hechos de corrupción, hace una mueca y dice “no lo conozco”.  Así pasa, la memoria falla cuando se trata de recordar a los “honestos”.

Como por ejemplo, al honesto ex vendedor de edredones, Alex Bravo, quien según información de Ecuavisa “se desempeñó como Gerente de Petroecuador desde noviembre del 2015 al 12 de abril del 2016, en reemplazo de Carlos Pareja Yannuzzelli”. Años atrás Fernando Villevicencio denunció hechos de corrupción en Petroecuador, sin que ninguna autoridad de fiscalización actúe.  Gracias a las investigaciones de los “Panana Papers”, que involucran a Alex Bravo y a una empresa de papel, CAPAYA (¿acaso las siglas de Carlos Pareja Yannuzzelli?), es que estos hechos son tomados en cuenta por la palestra pública y las fofas autoridades de control.
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Rafael Correa se mostró indignado cuando le preguntaron sobre Alex Bravo y las denuncias de corrupción que lo involucran.  Dijo que Alex Bravo fue destituido apenas se supo de sus empresas off shore, y añadió “Que investiguen lo que sea”, bravísimo como es él, para rematar diciendo que a Alex Bravo ni lo conoce, ¿quién “tan serafff”?  Pero como siempre, las malditas camaritas de los celulares y uno que otro periodista, registraron los fraternos y revolucionarios momentos entre Rafael Correa y Alex Bravo y hasta un “mi querido Alex”.  Este “emprendedor” habría incrementado su patrimonio de $19.000 a $670.000 entre 2012 y finales del 2015.  Ahora paga cárcel por gil.
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En esas mismas fechas que Alex Bravo era utilizado como chivo expiatorio, Correa salió a decir “conozco a Carlos Pareja Yannuzzelli…es un hombre honesto”. Y Rafael va de nuevo, se le va  a hacer chicharrón la boca de defender a tantos “honestos”.
Ahora le tocó el turno al “honesto” Carlos Pareja Yannuzzelli, ex gerente de Petroecuador y ex ministro de Hidrocarburos que está siendo vinculado por la Fiscalía en el proceso penal que investiga por un presunto cohecho.
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El chanchullo es algo así: Alex Bravo (el mimado de Carlos Pareja Yannuzzelli), habría creado un enjambre de empresas off shore.  La plata de los contratos que se firmaban con Petroecuador llegaba a esas empresas y curiosamente esa plata, por algún motivo de la divina providencia, iba a parar al bolsillo de Carlos Pareja Yannuzzelli y sus familiares. Obvio, Carlos Pareja Yannuzzelli, en estas operaciones, no firma nada, lo hace su pupilo, Alex Bravo, pues.

Carlos Pareja Yannuzzelli no es un personaje nuevo en la política.  Activo fijo del sector petrolero, tiene una extensa trayectoria que data de la “larga noche neoliberal y la partidocracia”: funcionario de los gobiernos de León Febres Cordero, Sixto Durán Ballén, Jamil Mahuad, Gustavo Noboa, Lucio Gutiérrez y Alfredo Palacio.  Según investigaciones del portal digital Focus, Carlos Pareja Yannuzzelli, el funcionario de mayor confianza de Rafael Correa, suscribió al menos 74 contratos por más de $1.300 millones y también estaría involucrado en la doble facturación por la repotenciación de la Refinería de Esmeraldas.

 











Pero bueno, el duro de los hidrocarburos, Carlos Pareja Yannuzzelli, es de los peces grandes y gordos.  Ya Rafael “le dará permiso” para asistir a algún matrimonio en Miami, o lo postulará a asambleísta, o lo nombrará embajador, quién sabe…
Prohibido olvidar


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