Se podrán robar todo menos el corazón de los ecuatorianos!!
*A propósito de la anticipada campaña electoral que impulsa el régimen
A pesar de la parafernalia mediática, queda en evidencia un presidente huérfano de respaldo social, solo el que el dinero, el chantaje y la manipulación puede comprar. Un ciudadano con privilegios que en su desesperación ahonda su autoritarismo y prepotencia en su calidad de Presidente. Cree que su verdad es única y no es sujeta de cuestionamiento.
Aprendió muy bien victimizarse, aprovecharse de situaciones críticas para convertirlas a su favor o inventarlas para tapar otras. Sabe como provocar, como desafiar a sus opositores, evidentemente cuando está rodeado de su comitiva, de la seguridad y sus “seguidores”. Sabe perfectamente quien es culpable, y por supuesto quien es “honesto”-sin serlo-. Sabe como deslindarse de responsabilidades y echarle la culpa a sus opositores.
Pretende sustraernos la memoria histórica, hacernos creer que todo inicia con su elección, que él es el predestinado a realizar los cambios que la patria reclama, a “refundar el Ecuador” y reescribir la historia. Intenta desconocer el acumulado histórico social que resistió el paso del neoliberalismo, que derrocó tres gobiernos, que luchó y lucha por un cambio.
Su política es un dogma para ser digerido sin razonamiento, la palabra “revolución” es el paraguas para todo, despojándole de su verdadero significado, mal utilizándola para sus protervos intereses. Revolución es transformación, no involución, ni maquillaje.
Intenta despojarnos de la libertad de expresión y pensamiento, nadie puede incomodarle con opiniones, criterios peor críticas, aunque viéndole desde otro ángulo, son bien aprovechadas para cotizar la honra, la dignidad, el “espíritu” que se supone no tiene precio, pero ahí está! Ni hablar de las libertades individuales, Rafael lo controla todo, el visto bueno lo da él, nada pasa sin que el “ciudadano presidente” no lo conozca.
Tenemos un presidente que hace del poder, pasarela, exhibe su autoritarismo, eleva a la n potencia su actitud déspota, sus groserías y hasta sus rasgos dictatoriales en un marco de mal gusto y cinismo. Su ira destructiva se ensaña con una venganza que no mide ningún recurso con tal de salir ganador. Maneja una retórica para encantar a sus espectadores, el monólogo sabatino nos presenta un reality show: que comió, bebió e hizo, sonrisas y aplausos.
Rafael Correa es la única ficha con la que AP puede jugar, se ha acomodado el proceso electoral a su favor, evitando la participación democrática y equitativa. No tiene cuadros visibles, algunos son referentes de la derecha que se pasean en el edén de las alturas del poder, y otros que provocan arcadas por sus antecedentes “oportunistas”, al reservar un sitio en algún nivel del gobierno. Son estos mismos subalternos que hacen imagen y semejanza del Jefe y expresan su prepotencia y autoritarismo hacia abajo.
Se ha apropiado de las necesidades de la gente y las ha convertido en marketing publicitario, para promover la “revolución ciudadana” y hacernos creer que todo está cambiando. Ha recorrido todo el país para crear la ilusión de que el gobierno llega hasta el último rincón para “resolver” los problemas con políticas asistencialistas, populistas y demagógicas.
Trabajan por quitarnos las libertades individuales, el derecho a la protesta y ensayan un código penal perverso. Los ecuatorianos no tenemos justicia, ni antes, peor ahora. Vivimos en completa indefensión. No se respeta la Constitución, los Derechos Humanos, la democracia envanecida es tan solo un discurso y a veces ni eso.
Ha concentrado todos los poderes. Los órganos de control son organismos de persecución contra alcaldes, prefectos, consejeros, organizaciones y líderes sociales que no se someten.
El gobierno de las “manos limpias”, seguramente es porque se lava las manos de todas las denuncias de corrupción, ejerce presión para echarle tierra, desvía la atención con el fin de deslegitimar a quienes denuncian.
En fin el pueblo ecuatoriano ha sido privado de libertad, democracia, derechos humanos, los derechos consagrados en la Constitución. Privados de nuestros recursos que se derrochan en propaganda que asfixia; privados del goce de la riqueza, porque esa brecha que separa a los ricos y pobres se profundiza; usufructúan de los recursos naturales en complicidad con las transnacionales; no tenemos seguridad; estamos privados de educación y salud, porque en los hechos a eso avanza este proyecto maquinado por tecnócratas, oscuros personajes de la partidocracia y el propio mandatario.
Se podrán robar todo, menos el corazón de los ecuatorianos, menos la esperanza, la capacidad de indignación, la mirada indomable de los pobres de este país, menos la resistencia y la lucha, que más temprano que tarde se enciende…
esto está demostrado con la Marcha Plurinacional por el Agua la Vida la Dignidad…la lucha social recién empieza..
A pesar de la parafernalia mediática, queda en evidencia un presidente huérfano de respaldo social, solo el que el dinero, el chantaje y la manipulación puede comprar. Un ciudadano con privilegios que en su desesperación ahonda su autoritarismo y prepotencia en su calidad de Presidente. Cree que su verdad es única y no es sujeta de cuestionamiento.
Aprendió muy bien victimizarse, aprovecharse de situaciones críticas para convertirlas a su favor o inventarlas para tapar otras. Sabe como provocar, como desafiar a sus opositores, evidentemente cuando está rodeado de su comitiva, de la seguridad y sus “seguidores”. Sabe perfectamente quien es culpable, y por supuesto quien es “honesto”-sin serlo-. Sabe como deslindarse de responsabilidades y echarle la culpa a sus opositores.
Pretende sustraernos la memoria histórica, hacernos creer que todo inicia con su elección, que él es el predestinado a realizar los cambios que la patria reclama, a “refundar el Ecuador” y reescribir la historia. Intenta desconocer el acumulado histórico social que resistió el paso del neoliberalismo, que derrocó tres gobiernos, que luchó y lucha por un cambio.
Su política es un dogma para ser digerido sin razonamiento, la palabra “revolución” es el paraguas para todo, despojándole de su verdadero significado, mal utilizándola para sus protervos intereses. Revolución es transformación, no involución, ni maquillaje.
Intenta despojarnos de la libertad de expresión y pensamiento, nadie puede incomodarle con opiniones, criterios peor críticas, aunque viéndole desde otro ángulo, son bien aprovechadas para cotizar la honra, la dignidad, el “espíritu” que se supone no tiene precio, pero ahí está! Ni hablar de las libertades individuales, Rafael lo controla todo, el visto bueno lo da él, nada pasa sin que el “ciudadano presidente” no lo conozca.
Tenemos un presidente que hace del poder, pasarela, exhibe su autoritarismo, eleva a la n potencia su actitud déspota, sus groserías y hasta sus rasgos dictatoriales en un marco de mal gusto y cinismo. Su ira destructiva se ensaña con una venganza que no mide ningún recurso con tal de salir ganador. Maneja una retórica para encantar a sus espectadores, el monólogo sabatino nos presenta un reality show: que comió, bebió e hizo, sonrisas y aplausos.
Rafael Correa es la única ficha con la que AP puede jugar, se ha acomodado el proceso electoral a su favor, evitando la participación democrática y equitativa. No tiene cuadros visibles, algunos son referentes de la derecha que se pasean en el edén de las alturas del poder, y otros que provocan arcadas por sus antecedentes “oportunistas”, al reservar un sitio en algún nivel del gobierno. Son estos mismos subalternos que hacen imagen y semejanza del Jefe y expresan su prepotencia y autoritarismo hacia abajo.
Se ha apropiado de las necesidades de la gente y las ha convertido en marketing publicitario, para promover la “revolución ciudadana” y hacernos creer que todo está cambiando. Ha recorrido todo el país para crear la ilusión de que el gobierno llega hasta el último rincón para “resolver” los problemas con políticas asistencialistas, populistas y demagógicas.
Trabajan por quitarnos las libertades individuales, el derecho a la protesta y ensayan un código penal perverso. Los ecuatorianos no tenemos justicia, ni antes, peor ahora. Vivimos en completa indefensión. No se respeta la Constitución, los Derechos Humanos, la democracia envanecida es tan solo un discurso y a veces ni eso.
Ha concentrado todos los poderes. Los órganos de control son organismos de persecución contra alcaldes, prefectos, consejeros, organizaciones y líderes sociales que no se someten.
El gobierno de las “manos limpias”, seguramente es porque se lava las manos de todas las denuncias de corrupción, ejerce presión para echarle tierra, desvía la atención con el fin de deslegitimar a quienes denuncian.
En fin el pueblo ecuatoriano ha sido privado de libertad, democracia, derechos humanos, los derechos consagrados en la Constitución. Privados de nuestros recursos que se derrochan en propaganda que asfixia; privados del goce de la riqueza, porque esa brecha que separa a los ricos y pobres se profundiza; usufructúan de los recursos naturales en complicidad con las transnacionales; no tenemos seguridad; estamos privados de educación y salud, porque en los hechos a eso avanza este proyecto maquinado por tecnócratas, oscuros personajes de la partidocracia y el propio mandatario.
Se podrán robar todo, menos el corazón de los ecuatorianos, menos la esperanza, la capacidad de indignación, la mirada indomable de los pobres de este país, menos la resistencia y la lucha, que más temprano que tarde se enciende…
esto está demostrado con la Marcha Plurinacional por el Agua la Vida la Dignidad…la lucha social recién empieza..
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